Cada día aprendemos algo nuevo, visitamos lugares, conocemos nuevas personas, olemos cosas distintas, nos aprendemos canciones y enviamos a algún lugar todo aquello que nos pertenece pero que pierde vigencia por el paso del tiempo. Pero, a ¿dónde van todos esos recuerdos?
Cuando hablamos de nuestra memoria, la asociamos principalmente con la capacidad que tenemos para recordar algunas cosas. Lo cierto es que es una función de nuestro cerebro donde podemos retener información y recuperarla voluntariamente.
Lo primero que debes saber es que no hay una única parte de nuestro cerebro que almacene nuestros recuerdos. El hipocampo es la estructura más relacionada con la memoria, sin embargo hay una cantidad de áreas cerebrales implicadas.
La memoria nos ayuda constantemente a adaptarnos a los entornos que habitamos y además nos sirve para definir nuestra identidad. Sin ella el aprendizaje- por ejemplo- no tendría un sentido. Sentir nuevas emociones, aprender datos importantes sobre ciertas cosas tampoco lo tendría, sería poco probable que pudiéramos conocernos ni conocer lo que nos rodea.
Se han hecho diferentes investigaciones sobre la memoria, en ellos se ha podido conocer diferentes tipos, entre las principales se encuentran:
La usamos con frecuencia para recordar episodios importantes o significativos de nuestra cotidianidad. Sin embargo mientras más dramático o más importante será más fácil recuperarlo.
Allí podrás recurrir cuando quieras recordar esa fiesta de cumpleaños en la que fuiste muy feliz, pero también podrás recordar fácilmente algún suceso que te haya impactado de manera negativa.
Es aquella que usamos constantemente para mantener pequeñas cantidades de información disponible durante un corto período de tiempo. Es la información que estamos consciente que estamos pensando y que además proviene en gran parte de recuerdos sensoriales.
Su capacidad es bastante limitada, pues estudios han revelado que sólo podemos retener 7 elementos aproximadamente. En caso de que alguno no se mantenga activo, durará entre 20 y 30 segundos su vigencia.
Un ejemplo es cuando memorizamos un número telefónico para luego anotarlo, lo recordamos durante un período muy corto. Pero si lo queremos recordar de nuevo después de una hora, es probable que ya lo hayamos olvidado.
Es la capacidad que tenemos para almacenar todo aquello que hemos vivido, que nos identifica y además ilimitadamente. Estos recuerdos pueden durar desde unos cuantos segundos hasta muchos años más.
La capacidad es bastante amplia e implica diferentes estructuras cerebrales, que hacen posible que podamos acceder a un recuerdo después de muchos años.
Es aquella que nos permite mantener vigentes las habilidades que hemos aprendido durante los años, montar bicicleta, escribir, usar el teclado de un computador son algunos ejemplos.
Algunas de estas destrezas no se olvidan completamente, sin embargo es necesario practicarlas para mantener su vigencia.
Las funciones de nuestro cerebro dependen de diversos factores, dentro de los elementos negativos que afectan nuestra memoria se encuentran:
Cómo ya lo mencionamos, es en el cerebro donde almacenamos nuestra memoria. Al ser un órgano bastante complejo debemos tener ciertos cuidados, conoce algunos:
La creatividad es la capacidad que tenemos de ir más allá de lo que ya está establecido. Además funciona como una terapia excelente para tu memoria.
Esperamos que tus recuerdos no sólo estén en fotos, nuestro compromiso es desde la prevención. Reiteramos la importancia de cuidarnos cuando aún estamos a tiempo.
Fuentes:
Leave Comment