Los seres humanos estamos activos la mayor parte del tiempo, estamos en funcionamiento constante, pero olvidamos que gran parte de la energía que tengamos en el día es gracias a nuestras horas de sueño y descanso.
Dormir bien es un factor determinante para nuestra salud física y mental. En el rostro, en la energía, en la atención, y hasta en el estado ánimo se evidencia cuando dormimos mal o no lo suficiente.
En nuestro cuerpo ocurren procesos vitales mientras dormimos, pero es necesario cumplir con algunos requisitos que aprueben que pasamos una buena noche.
Cuando estamos durmiendo todos los órganos de nuestro cuerpo se comportan distinto, perdemos la conciencia y el dominio de nuestro cuerpo, los músculos se relajan y nuestra frecuencia cardiaca y respiratoria es muy baja.
Aparentemente estamos descansado, pero mientras dormimos todo nuestro cuerpo trabaja para reparar las cédulas y tejidos, producimos proteínas y reemplazamos todo aquello que gastamos en nuestra larga cotidianidad.
El cerebro realiza las mismas funciones de reparar y restaurar, pero además procesa toda la información que ingresa en él, los recuerdos, conversaciones, el contenido que vimos en una clase, las canciones que escuchamos.
Es un tiempo necesario de restauración. Desde todas las dimensiones del autocuidado, dormir bien es tan importante como comer bien, pues una mala experiencia al momento de dormir tiene consecuencias negativas a nivel físico y sicológico.
Influirá de forma negativa sobre tu cuerpo y tu cerebro, pues disminuimos nuestra esperanza de vida; además, los trastornos del sueño pueden generar obesidad, aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, hipertensión y, en el peor de los casos, sufrir un infarto cerebral.
Cuando dormimos poco, nuestro cuerpo se sobrecarga, nuestras defensas empiezan a bajar y al tiempo nuestro sistema inmune también, volviéndonos propensos a padecer cualquier tipo de virus o enfermedad, debido a que nuestro cuerpo no cuenta con las suficientes reservas para atacar a los virus.
Nuestro cuerpo tiene un reloj biológico que se construye a partir de nuestros hábitos y rutinas, se ajusta a los diferentes cambios y comportamientos del cuerpo en el día.
Cuando modificamos factores tan importantes como dormir, agredimos todo el orden que nuestro cuerpo había generado para repararnos y ajustar el metabolismo.
Presta atención a estos consejos:
En los adultos es necesario dormir entre 7 y 8 horas para que nuestro cuerpo descanse totalmente y pueda reparar y reemplazar todo aquello que gastamos en el día.
Estar sano comprende cuidar la salud desde todas sus dimensiones, encontrando un equilibrio en nuestros hábitos, rutinas y darle al cuerpo la posibilidad de recargarse para empezar los retos que trae un nuevo día.
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Fuentes: