En nuestra cotidianidad estamos constantemente expuestos a factores presentes en el ambiente: la contaminación, polen, ácaros en el polvo, humo de tabaco, y hasta la caspa que producen nuestras mascotas.
Estos, entre muchos otros, son factores que ponen en riesgo nuestra respiración, incluso podríamos empezar a presentar síntomas de asma o desarrollarla.
Con motivo del Día mundial del Asma, en Vitas queremos que conozcas sobre esta enfermedad que cada día se vuelve más frecuente: ¿de qué se trata?, ¿cómo detectarla?, ¿cómo reducir los riesgos de padecerla?
El asma se presenta cuando nuestras vías respiratorias se inflaman, volviéndose más estrechas y produciendo mayor cantidad de mucosa de lo habitual; esto hace que tengamos dificultad para respirar, sensación de ahogo y, en muchas ocasiones, de nuestro pecho pueden surgir ruidos similares a un silbido.
Es una enfermedad crónica multifactorial, ya que es provocada por distintos mecanismos y puede desencadenarse por diversas causas, es por esto que su tratamiento debe variar según estas razones y según su grado de intensidad.
La primera recomendación es aprender a reconocer las señales de nuestro cuerpo. Es importante saber si tienes problemas para respirar mientras haces ejercicio, o si el frío, ciertos alimentos o algunos medicamentos te producen algún tipo de reacción alérgica que puede desencadenarse en una crisis de asma.
Este autoconocimiento servirá para que puedas prevenir estar en contacto con estos elementos; asimismo, ayudará al médico a determinar las causas y el tratamiento más adecuado para contrarrestar estas crisis.
Otros síntomas a los que debes prestarle atención son:
Nuestro entorno laboral también es determinante en nuestra salud, pues pasamos muchas horas en nuestro lugar de trabajo y es allí cuando ventiladores, aires acondicionados, materiales e insumos pueden desencadenar la llamada asma ocupacional.
Este es un tipo de asma proveniente de todos aquellos elementos con los que interactuamos en nuestro lugar de trabajo, es por eso que debemos prestar atención a cualquier cambio en nuestra respiración y acudir al médico.
El médico, según los síntomas y señales que hayas detectado, determinará cuál será la mejor prueba médica que evidenciará el estado real de tus pulmones.
El asma, como enfermedad, no se puede prevenir; sin embargo, puede ser controlada y pueden ser disminuidos los factores de riesgo.
Fuentes: