Somos, además de partícipes en nuestro entorno, cuidadores activos y guardianes de su bienestar. Del latín con vivere, convivir significa existir con otros, y este acto tan transversal a la experiencia humana implica una construcción individual y colectiva que comienza con los cotidianos buenos días y se edifica con diálogos y pactos como cimentos.
Los círculos de red que tejemos cada minuto nacen en la familia y se expanden a escenarios no menos relevantes como la amistad, el lugar de trabajo, el barrio que habitamos y la vecindad que compartimos. ¿Sabías que uno de los aspectos básicos en la calidad de vida una ciudad tiene que ver con las formas en las que las personas se relacionan entre sí?
Si crees que este tema puede interesarte y que la convivencia puede estar afectando tu salud mental te proponemos leer aquí este artículo.